Historia del pan en Castellón desde 1953
Desde hace más de 70 años, el pan forma parte del día a día de los castellonenses gracias al trabajo constante de panaderías como Forn García. En este artículo te contamos cómo ha evolucionado la panadería tradicional en Castellón desde 1953, y por qué el pan artesano sigue siendo un símbolo de identidad local.
El origen: un horno humilde y mucha pasión
La historia comienza en 1953, cuando la familia García elaboraba pan en un pequeño horno alquilado en Massarrojos (Valencia). En esos años, el pan no era solo alimento: era parte de la cultura, el esfuerzo diario y el sabor del hogar.
Con el tiempo, el horno se trasladó a Castellón, donde se consolidó como uno de los referentes de pan artesano de la zona, gracias al respeto por las recetas tradicionales y al uso de ingredientes naturales.


Castellón y su amor por el pan tradicional
Castellón ha mantenido viva la tradición panadera. Desde las cocas saladas hasta los panes de pueblo con corteza crujiente y miga suave, la ciudad ha sabido conservar ese gusto por el pan bien hecho.
En Forn García, generaciones de clientes siguen confiando en recetas que no han cambiado en décadas. Y eso se nota en el sabor.
La clave: técnicas que no pasan de moda
Mientras otras panaderías han optado por la industrialización, en Forn García se sigue apostando por:
Fermentaciones largas
Harinas seleccionadas
Uso de masa madre natural
Cocción lenta y cuidada
Estas técnicas no solo aportan mejor sabor y digestión, sino que también conservan mejor el pan y lo hacen más saludable.
Forn García hoy: tradición con sabor local
Hoy, con más de 70 años de historia, Forn García sigue presente en los barrios más emblemáticos de Castellón, como Arquitecto Ros, Asensi, Ribelles Comín o el Grao.
Con un equipo de panaderos de cuarta generación, elaboran a diario productos que no solo alimentan, sino que conectan con la memoria de muchas familias.